Krav Maga

El Krav Maga es un sistema de combate cuerpo a cuerpo israelí. Se caracteriza por ser de movimientos naturales, sencillos, rápidos y contundentes (muchos de estos extraídos del boxeo, el jiu-jitsu, la lucha, el judo y multitud de otras artes marciales). Se centra en tener un gran control del entorno, y siempre busca neutralizar primero la mayor fuente de peligro (armas si las hubiera). Es rápido de aprender y efectivo, además de que está diseñado para que cualquiera pueda utilizarlo (no se requieren grandes cualidades físicas como la elasticidad o la fuerza para hacer la gran mayoría de las técnicas que lo conforman). Es ideal para la defensa personal en situaciones de peligro real en la calle y otros entornos de la vida cotidiana, aunque quizás puede llegar a ser algo desproporcionado en casos donde golpear no es una opción viable (agentes del orden, situaciones de bajo riesgo, etc.), para lo que sí recomiendo encarecidamente el brazilian jiu-jitsu. 

Fue creado por Imi Lichtenfeld en la década de 1930 (en el contexto de la Segunda Guerra mundial), y hoy en día sigue siendo el estilo utilizado por las fuerzas militares israelís, que han compartido sus tácticas y sistema de lucha con otros tantos ejércitos en el mundo (U.S.A, por ejemplo).

Dentro de este sistema tenemos dos ramas claras: civil y militar. Lógicamente, como sus nombres indican, su finalidad y práctica mayoritaria son distintas aunque compartan la misma base.

La rama civil se centra en la defensa personal, sobre todo individual (uno mismo  y los suyos), y se enfoca en que la persona que lo utiliza pueda sobrevivir a un ataque/agresión, ganando la posibilidad para huir a un lugar seguro si fuese necesario. Mientras, la rama militar, enfocada al servicio activo de las fuerzas del orden y agentes de seguridad, se centra en la neutralización completa del peligro y en un mayor uso de armas, tanto cuerpo a cuerpo como de fuego. Esta rama está más influenciada por otro estilo Israelí de corte militar anterior al Krav Maga, el denominado Kapap. Muchas veces ambas palabras se usan indistintamente como sinónimo, incluso en informes oficiales israelís, pero no lo son en realidad, por mucho que se influencien y retroalimenten entre sí.